Tuesday, February 03, 2009

Los Aliviadores y mi madre

Ya le debía este post a mi madre... cómo nos hizo reír a mi hermano, a su amiga y a mí.

Resulta que dentro de una amena tertulia, mi mamá y su amiga de siglos nos platicaban a mi hermano y a mí de sus "buenas épocas". Comenzaron platicando de revens normales, hasta que mi mamá tuvo el siguiente diálogo con su amiga:

M: ¿Te acuerdas de las posadas que hacían en tu colegio de monjas? jajaja, hasta eso eran divertidos

A: No, yo me aburría muchísimoooooo

M: Me acuerdo de una tocada, fueron varios grupos y unos que eran famosillos... ¿cómo se llamaban?

A: Hmmm ayy no sé, no me acuerdo de eso Lillian, sólo tú te acuerdas de esas jaladas

(Mi hermano y yo con cara de WTF)

M (clavadísima en el recuerdo): eran unos que salían en un comerciaaaal, deeeeee... mmmm.... ¡¡¡SAL DE UVAS PICOT!!! eran LOS ALIVIADORES

Acto seguido... todos cagados de risa, nadie le creía a mi madre, hasta que mi hermano acercó la compu, y después de un par de búsquedas en YouTube, encontró el famoso comercial de LOS ALIVIADORES, quienes además de la rola de Sal de Uvas Picot, no tenían nada... y sólo tocaban covers, jajajaja, bueno, para que les cuento la risa que nos dio ver eso... y ver a mi mamá y a su amiga acordándose de la escena en la posada de la prepa. GRAAANDE. Aquí se los dejo, rían, rían, si no, ¡mi madre se sentirá! fue un gran gran gran esfuerzo.

No lo olvido...

Y ¿sí?...
¿El cruel sacrificio de aquel animal, habrá curado su pena humana?

Yo estaba ahí... frente a la muerte lenta y absurda del ser menor, manjar para dioses, sólo observando mientras que ella eructaba el dolor provocado por una mezcla de alcohol puro y refresco de cola.

Todas sus esperanzas al centro de un público que había pagado 15 pesos a un hombre con un palo de madera en la mano.

Los santos colgados con espejos en el pecho nos rodeaban... para que al verlos nos reflejaramos a su imagen y semejanza, y así, nos sintiéramos menos pecadores.

No lo olvido... era un pequeño ingenuo, enfermizo, sin culpas y sin opinión, que yacía medio dormido en los brazos de su pequeña hermana. Todo era para él.

¿En dónde estás ahora?

Yo no te olvido...